Sigue tu sueño!
Monty tenía una pasión: los caballos. Y un deseo oculto: aprender a adiestrarlos sin usar la violencia. El sentía en su propio cuerpo el dolor cada vez que su padre usaba el látigo en la doma, una técnica que de vez en cuando también practicaba con él con el propósito de castigarlo.
Un día la maestra le propuso a él y al resto de la clase que describieran en una hoja lo que les gustaría hacer cuando fueran grandes. Esa tarde, Monty volvió a su casa muy entusiasmado, quería hacer enseguida esa tarea. Estuvo escribiendo durante horas detalladamente su sueño y hasta dibujó un croquis del rancho de 62 hectáreas que quería tener, en el que señaló la ubicación de todos los edificios, los establos y la pista. Ese sería el lugar donde criaría caballos de raza y lo haría con métodos no violentos... ¡Ya tenía su sueño listo! Entonces guardó la hoja y se fue a dormir feliz.
Al día siguiente, en la escuela, le presentó su sueño a la maestra. Cuanto ella lo leyó, se lo devolvió y le dijo: "Monty, tienes que cambiar este sueño, pues no es realista. Tu padre es pobre, vives en una casa rodante y tú nunca llegarás a tener tanta fortuna. Si no cambias tu escrito tendré que aplazarte".
El chico miró la hoja donde había pintado su sueño y sintió que el corazón se le estrujaba con la sola idea de cambiar una coma. Entonces miró fijo a su maestra y le dijo con absoluta convicción: "Conserve usted el aplazo, yo conservo mi sueño".
Con el correr del tiempo, Monty Roberts se hizo muy famoso y adquirió el apodo de "el hombre que escucha a los caballos", porque inventó una técnica para domarlos de un modo mucho más humano. ¡Y escribió un libro que se convirtió en best seller! Hoy es considerado como la persona más prestigiosa en doma no tradicional y pasa sus días en California, en su campo de 62 hectáreas, donde cría caballos de raza. Vive en un lugar exactamente igual al que describió cuando la maestra le preguntó cuál era su sueño y tiene enmarcada su carta sobre la chimenea.
Años después se cruzó con su antigua maestra y ella le dijo: "Cuando era tu maestra, era una especie de ladrona de sueños. Durante esos años robé un montón de sueños de niños, pero por suerte tuviste suficiente sentido común para no abandonar el tuyo. No dejes que nadie te robe los sueños y obedece a tu corazón, pase lo que pase".
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